Rolando Jiménez, el director del Movimiento de Liberación Homosexual (MOVILH), debe estar entre los dirigentes sociales más lúcidos de Chile. Ha resistido las caricaturas y la tentación de la farandulización de su causa. Tiene una agenda clara. Es incrementalista. Y está logrando imponer el framing preciso para su movimiento:
"Lo importante del debate sobre las minorías sexuales, es que estas no son discusiones valóricas, como muchos quieren hacerlas creer. Son debates de derechos humanos, de igualdad jurídica y social, que deben ser garantizadas por un Estado laico al margen de las creencias y religiones que legítimamente pueden tener unos u otros", dijo ayer al cierre de su encuentro con Eduardo Frei.
En efecto: el tema nunca ha sido un asunto valórico, pero hacia allá lo han querido llevar siempre los conservadores.
1 comentario:
Rodrigo: gracias por los saludos y los recuerdos del gordo. Buen conversador y con mil historias.
Un abrazo grande.
Nos vemos.
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