(Corrección: Este post fue corregido y complementado por Lucho Argandoña en los comentarios).
El silencioso, pero nutrido grupo de ex alumnos de la serie The West Wing (la mejor guía en video sobre política contemporánea), tienen una razón para volver a ver la primera temporada, con la llegada a la Casa Blanca del presidente Bartlett: Josh Lyman, el chief of staff, vuelve a su oficina en el ala oeste. O casi.
Barack Obama acaba de ofrecerle a Rahm Emmanuel el puesto de jefe de asesores. Emmanuel, un ex asesor de Bill Clinton durante su primer y segundo período en la Casa Blanca, fue la inspiración para el frenético y trabajólico personaje de Lyman en la serie creada y escrita por Aaron Sorkin.
A Rahm Emmanuel le dicen Rahm-Bo no precisamente por ser tierno, aunque también podrían llamarlo Michael Corleone. Una vez le envió un pescado podrido envuelto en diario a un pollster con el que había peleado, y la noche en que Clinton ganó el 92 se la pasó con otros miembros de la campaña haciendo una lista con los enemigos que el candidato había sumado y luego clavando el cuchillo de la cena de la victoria sobre sus nombres.
De todo eso uno se entera leyendo este excelente artículo de The Rolling Stone. Bueno, también que Rahm-Bo fue, durante su adolescencia y por obsesión materna, un bailarín de ballet.
Y cuando sigue leyendo, a uno se le ocurre hacerse preguntas del tipo "qué hubiera pasado sí".
Como esta: qué hubiera pasado si la Presidenta Bachelet hubiese comprendido a tiempo que con ella bastaba como promesa de cambio y que las caras nuevas, los platos que no se repiten, la paridad aritmética y eso de "haré lo que digo y diré lo que pienso" no eran, al final, tan importantes.
O esta otra: qué hubiera pasado si la Presidenta hubiese tenido un jefe de asesores como Emmanuel, que cautelara su marca, empujara su agenda, construyera el bacheletismo en el Congreso y le advirtiera sobre algunos riesgos.
Obama repitió ad-nausea que reformaría el modo en que opera la política en Washington, que dejaría atrás la lógica partisana y que también cambiaría el tono de la conversación. Pese a eso, 24 horas después de ganar, le ofreció el puesto clave a un tipo que, ante los medios y el establishment, representaba todo lo contrario. ¿Por qué tomar el riesgo de perder la consistencia del mensaje? A cambio de efectividad.
El artículo de Rolling Stone está aquí.
1 comentario:
En rigor Josh Lyman era "deputy" chief of staff. Es decir, Obama le está pidiendo a Lyman que tome el puesto del viejo y ponderado Leo McGarry en la serie.
Supongo que Emanuel ya bajó un poco las revoluciones de su juventud. Lo digo pensando en tu reflexión final, porque tal vez a Bachelet le faltó más un Leo McGarry -potente y con poder pero más sereno y juicioso- que un dinamita Lyman.
otrosí: hay un capítulo en la segunda temporada en que Lyman confiesa que de chico quería ser bailarina ("No me digas, Giselle", lo huevea CJ). Igual que Emanuel, lo que confirma la inspiración del personaje. Muy bueno el artículo sugerido de la Rolling Stones.
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