jueves, 30 de octubre de 2008

4 buenas noticias municipales


1. Rodolfo Terrazas. El más interesante fenómeno de la elección. No tanto por sus méritos personales, que no vamos a poner en duda. Tampoco por el mensaje, fuerte y claro, que envió al alcalde de Vitacura, Raúl Torrealba. Lo mejor de Terrazas es lo que produjo en los hogares con más altos ingresos promedio de Chile, en esos profesionales, ejecutivos y empresarios mayoritariamente de derecha que expresaban hasta ahora tan sueltos de cuerpo un desprecio por la Política. De pronto, sin que tuvieramos mucho tiempo para enterarnos, esos electores recordaron que hay ciertas cosas que el mercado no puede resolver, y de las que su cuenta corriente no los vuelve inmunes. Ni más ni menos que su estilo de vida. Podrán, por su cuenta, garantizar una educación de calidad para sus hijos, o triple-asegurarse con planes de Salud y seguros catastróficos. Pero no pueden, solos, preservar el lugar donde viven como les gusta que sea. Ahora votan por un tipo que pide participación ciudadana, una palabra casi proscrita en la derecha. ¿Qué viene? Probablemente muchos Terrazas. Primero en los temas urbanos, pero después quizás en qué. Como en Facebook, las "causas", tan pasadas de moda, vuelven a tener glamour.

2. La Alianza comienza a tener líderes sociales. El más conspicuo de esta vuelta es Luis Plaza. Se ha dicho que ganó por su carisma y su trabajo 4x4 en Cerro Navia, o porque fue capaz de transmitir su espíritu emprendedor, o porque tuvo al frente a uno de los personajes más anodinos de la historia de la Concertación. Todo eso es cierto, pero Luis Plaza es también otra cosa. Es el presidente y fundador de la Agrupación de Enfermos Terminales y Catastróficos de Chile. ¡Una ONG en RN! ¡Y no es pro-vida (Bueno, sí lo es, pero no anti-aborto)! ¡Que interpela a las ISAPRES! Que va a la Cámara de Diputados, al Minsal, y que ocupa todas las armas de la sociedad civil. Nada le hacía tanta falta a la Alianza como esto.

3. La generación perdida saca los dientes. Claudio Orrego lo dijo en la radio ADN el lunes pasado: a la gerontocracia oficialista no le gusta la jubilación anticipada, y hay que hacerla a un lado. La "evidencia internacional" es inapelable: Felipe González, y luego Zapatero en el PSOE. Aznar en el PP. Blair en el Laborismo. Cameron en los Conservadores. (agregue otro).
Que lo diga Orrego tiene gracia: fue el niño símbolo cada vez que la Concertación necesitó mostrar que tenía caras nuevas. Hasta que la historia salió mal. Rewind: Lagos lo echó del MINVU antes de cumplir 9 meses como ministro, sin tener la delicadeza de esperar un cambio de gabinete. Orrego se fue para la casa, trabajó en Sonda, fue candidato por Peñalolén el 2000, perdió, fue de nuevo el 2004, derrotó a un caudillo local, hizo una tremenda administración en su comuna y se reeligió con 58%. Y mientras hacía todo eso, creó un movimiento en su partido con puros sub-35 que hoy lo siguen con la fe de un hincha de la "U". No son muchos los líderes de la Concertación que pueden mostrar este record. Esa sí que es travesía por el desierto. Ahora está en el centro del escenario, pero con votos y con base política en la mano. habrá que ver hasta dónde quiere/puede llegar.

4. Vuelven las primarias. No son el único antídoto contra los descolgados, pero si la Concertación las hubiese ocupado se habría ahorrado varias derrotas. En Arica. En Antofagasta. En Quilicura. En Copiapó. En Calama. En Navarroland. Como sea, están de vuelta -la última vez que se usaron en serio fue hace ya 10 años- y gozan de buena salud. Si la Concertación, y eventualmente la Alianza, opta por nominar a su candidato presidencial en el triángulo que conforman los comedores del Congreso en Valparaíso, el Café Torres y el Divertimento, tendrá que encontrar una muy buena explicación. Habrá varios que sugerirán, a cambio, confiar en las encuestas. Mala idea. No son suficientes para escrutar la calidad de un candidato, ni permiten que otros líderes con menos acceso a los medios se conviertan en alternativa. Los beneficios superan los costos. Bastará, si alguien lo duda, mirar a Obama el próximo martes 4.

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