La versión sin editar del artículo publicado hoy en Reportajes de LT. (Pronto, nuevo nicho: madres solteras).
En 1996 Mark Penn, uno de los estrategas electorales de Bill Clinton, puso de moda el término soccer moms. Madres que trabajaban fuera de casa y que el esfuerzo de rendir en la oficina, mantener un hogar y llevar y recoger a sus hijos de las prácticas del equipo escolar las tenía fundidas. Infelices.
No se trataba, por cierto, sólo de mujeres con hijas futboleras, sino de todas esas mujeres en los suburbios que no querían ni podían dejar de trabajar, pero que tampoco estaban dispuestas a renunciar a una maternidad activa. Sumadas, representaban millones de votos, y además eran en su gran mayoría independientes. En una elección reñida, quien mejor las entendiera podía obtener una ventaja clave.
Este año, por primera vez en la historia de Chile, hay más mujeres que trabajan que dueñas de casa. Las mujeres en edad de trabajar que tienen empleo o lo buscan representan hoy un 40,8%, y las que prefieren trabajar en el hogar caen a un 40,3%.
En los últimos 10 años, más de 800 mil mujeres han entrado al mercado del trabajo, lo que representa un aumento del 43%. Los hombres, en el mismo período, sólo crecieron un 17%. Pero el punto de quiebre se produjo en los últimos 12 meses, cuando –según el INE- 218 mil mujeres ingresaron a la fuerza de trabajo.
No son mujeres profesionales ni aquellas que pueden pagar una nana. Ellas ya trabajan hace rato. Son mujeres que buscaron trabajo porque saben que el fast track para salir de la pobreza es que en un hogar trabajen dos en vez de uno. Mujeres que hoy, con la inflación rondando los dos dígitos, salen a buscar empleo para evitar que el alza de los precios les quite de pronto todo lo que han prosperado. Que aprovechan las 1.000 nuevas Bache-Salas Cuna, pero que comienzan a sufrir la ansiedad de no encontrar empleo. La desocupación femenina es hoy de 10,1%, casi tres puntos más que la de los hombres (7,3%).
Esas mujeres votan y con más disciplina que los hombres. Si el 2005 fue la elección de la pensión para las dueñas de casa, esta será la elección de las madres trabajadoras. ¿Cómo puede la política (y las políticas públicas) mejorar su vida? ¿Cuáles son los nuevos problemas que enfrentan? En las elecciones municipales del próximo 26 de octubre les irá mejor a aquellos candidatos que mejor logren conectar con ellas.
¿Qué otro segmento puede inclinar otra elección? ¿En quiénes deberían concentrarse los candidatos? Pregúntele a los gerentes de marketing. Ellos ya lo saben. Ya no se desviven por el ABC1, donde la competencia es feroz, ni por los esquivos e infieles jóvenes.
Hoy el campo de batalla está en los adultos mayores y en la frontera entre el C3 y el D, la zona donde se ubican miles de hogares que acaban de cruzar la línea de la pobreza.
No se trataba, por cierto, sólo de mujeres con hijas futboleras, sino de todas esas mujeres en los suburbios que no querían ni podían dejar de trabajar, pero que tampoco estaban dispuestas a renunciar a una maternidad activa. Sumadas, representaban millones de votos, y además eran en su gran mayoría independientes. En una elección reñida, quien mejor las entendiera podía obtener una ventaja clave.
Este año, por primera vez en la historia de Chile, hay más mujeres que trabajan que dueñas de casa. Las mujeres en edad de trabajar que tienen empleo o lo buscan representan hoy un 40,8%, y las que prefieren trabajar en el hogar caen a un 40,3%.
En los últimos 10 años, más de 800 mil mujeres han entrado al mercado del trabajo, lo que representa un aumento del 43%. Los hombres, en el mismo período, sólo crecieron un 17%. Pero el punto de quiebre se produjo en los últimos 12 meses, cuando –según el INE- 218 mil mujeres ingresaron a la fuerza de trabajo.
No son mujeres profesionales ni aquellas que pueden pagar una nana. Ellas ya trabajan hace rato. Son mujeres que buscaron trabajo porque saben que el fast track para salir de la pobreza es que en un hogar trabajen dos en vez de uno. Mujeres que hoy, con la inflación rondando los dos dígitos, salen a buscar empleo para evitar que el alza de los precios les quite de pronto todo lo que han prosperado. Que aprovechan las 1.000 nuevas Bache-Salas Cuna, pero que comienzan a sufrir la ansiedad de no encontrar empleo. La desocupación femenina es hoy de 10,1%, casi tres puntos más que la de los hombres (7,3%).
Esas mujeres votan y con más disciplina que los hombres. Si el 2005 fue la elección de la pensión para las dueñas de casa, esta será la elección de las madres trabajadoras. ¿Cómo puede la política (y las políticas públicas) mejorar su vida? ¿Cuáles son los nuevos problemas que enfrentan? En las elecciones municipales del próximo 26 de octubre les irá mejor a aquellos candidatos que mejor logren conectar con ellas.
¿Qué otro segmento puede inclinar otra elección? ¿En quiénes deberían concentrarse los candidatos? Pregúntele a los gerentes de marketing. Ellos ya lo saben. Ya no se desviven por el ABC1, donde la competencia es feroz, ni por los esquivos e infieles jóvenes.
Hoy el campo de batalla está en los adultos mayores y en la frontera entre el C3 y el D, la zona donde se ubican miles de hogares que acaban de cruzar la línea de la pobreza.
Super seniors
Uno de cada cuatro chilenos que voten el 26 de octubre tendrá más de 60 años. Las mujeres mayores de 60 son hoy el 27,1% del electorado femenino, cinco puntos más que el 2000, y las que tienen 80 años o más ¡representan casi un 5%!
Visto por comunas, el crecimiento de los electores super senior ya no impresiona. Asombra. La proyección del INE dice que hoy en Maipú hay 17.500 mayores de 65 más que el 2002. Es decir, crecieron un 83,4%. ¿Eso es mucho o poco? Un dato: representan casi el 15% de todos los votos válidamente emitidos en esa comuna el 2004.
Maipú (que con sus 734 mil habitantes y un crecimiento de 56% respecto del último censo el 2002, es la mega comuna de las municipales) no representa ninguna excepción. En La Florida los super senior aumentaron en 72%; En Puente Alto un 45%; en Pudahuel un 47%; En Talca, un 26%; en Temuco un 24% y en Las Condes un 26%. Para comparar, la población chilena en ese mismo período creció sólo 10,9%.En la primera vuelta presidencial de 1999 Ricardo Lagos le ganó a Joaquín Lavín por apenas 30 mil votos. El 2005, Piñera y Lavín, sumados, superaron a Michelle Bachelet por tan sólo 185 mil. Si es cierto que las elecciones estrechas llegaron para quedarse, y que el 2009 la diferencia estará nuevamente en el margen, identificar los nichos emergentes en función de sus estilos de vida o sus necesidades más apremiantes puede hacer la diferencia
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